Sumeria fue una región histórica de Oriente Medio que formaba la parte sur de la antigua Mesopotamia, entre las planicies aluviales de los ríos Éufrates y Tigris.
La civilización sumeria está considerada como la primera y más antigua civilización del mundo. La procedencia de sus habitantes, los sumerios, es incierta y existen numerosas hipótesis: la más aceptada hoy en día es la que argumenta que no hubo una ruptura cultural con el período de Uruk y que por lo tanto no tuvieron que ver factores externos, como podían ser invasiones o migraciones de otros territorios lejanos.
Hoy sigue siendo un misterio para la ciencia el establecer el origen de la civilización sumeria, aparecida de la noche a la mañana, con una estructura social extremadamente compleja. La agricultura, la metalurgia, la alfarería, la música, la medicina, las leyes, etc… Alcanzaron una dimensión totalmente desconocida en un periodo brevísimo de tiempo, después de más de dos millones de años de una evolución aparentemente lenta y sin grandes sobresaltos, en la que el hombre había estado más cerca de un estilo de vida animal. La leyenda sumeria dice que existe un planeta más en nuestro sistema solar, llamado Niburu por los sumerios, que tiene una órbita elíptica similar a la de un cometa y que tarda 3600 años en dar una vuelta completa alrededor del sol y que era el hogar de dos razas: la de los Anu y la de los nefilim.
Dicen también que cada 3600 años, este cuerpo celeste visita nuestro sistema solar. Según esto, los Anu vinieron como maestros a la Tierra y crearon una raza auxiliar, los seres humanos, enlazando su propio material genético con la del homo erectus. Los Anu eran descritos como hombres semidivinos, pero de doble estatura (los gigantes); genéticamente hablando, se mostraban como una raza esclava, dedicada a sacar oro de las minas para restaurar la atmósfera de Nibirus. Los humanos veían a estos seres como dioses, ya que eran inteligentes, poseían muchas tecnologías y conocimientos y tenían una gran longevidad, aunque eran mortales. Estos seres fueron llamados por los sumerios Annunaki.En un cierto punto, continuando con esta versión, se dice que los Anunnaki pasaron el control de la tierra a los seres humanos, aunque hubo en ellos tentativas de destruirlos.
Los sumerios dominaron la Baja Mesopotamia durante todo el cuarto milenio y se vieron obligados a defenderla de las incursiones de los pueblos vecinos, que la hostigaban como ellos la habían hostigado durante el milenio anterior.
Naturalmente, los sumerios trajeron consigo sus propios dioses, que pronto se combinaron con los de los pueblos conquistados. El panteón resultante tenía tres dioses destacados: Anu era el dios del cielo, y tenía su santuario más importante en la ciudad de Uruk, Enlil era el dios de la tierra y su santuario principal estaba en Nippur, mientras que Ea era el dios de los ríos y era especialmente adorado en Eridu. Probablemente los dos últimos eran dioses previos a la invasión, pues la tierra y los ríos son preocupaciones típicas de los agricultores, mientras que Anu sería el dios principal que trajeron los sumerios, un dios de pastores. Por supuesto, cada ciudad adoraba también a otros dioses menores.
Como cabía imaginar, el dios más importante resultó ser Anu. Esto queda reflejado en el mito de la creación: al principio de los tiempos, el mundo era un caos dominado por Tiamat, diosa del mar (el mar era signo de caos y destrucción para un pueblo que no tenía ningún conocimiento de navegación). Fue Anu quien la derrotó y con su cuerpo creo el Universo. Esta victoria era la que le otorgaba la preeminencia sobre los otros dioses Las principales capitales sumerias estaban en lugares bajos, de modo que se originó la costumbre de crear grandes plataformas elevadas sobre las cuales realizar los sacrificios, para que éstos pudieran ser mejor contemplados por los dioses. Con el tiempo se fueron cunstruyendo plataformas menores sobre otras mayores y así en el último cuarto del milenio los sumerios llegaron a construir imponentes pirámides escalonadas llamadas Zigurats. Hoy en día no se conserva ninguno íntegro debido a que estaban hechos de ladrillos de barro. La religión sumeria fue sofísticándose en concordancia con su nueva cultura agrícola, pero nunca perdió su orientación hacia el cielo. Los sacerdotes sumerios se convirtieron en los primeros astrónomos. Desde los Zigurats observaban las estrellas y las llegaron a conocer bien. Descubrieron cómo el Sol se desplaza durante el año por la banda del zodíaco. Fueron ellos quienes dividieron esta banda en doce partes y crearon mitos alrededor de cada signo zodiacal.
El número doce no es casual: los sumerios (y tal vez también sus antecesores) contaban señalando con el pulgar las doce falanges de los otros cuatro dedos de la mano, y marcaban los múltiplos de doce con los cinco dedos de la otra, de modo que el mayor número que podían contar con los dedos era 60. Por ello dividieron el zodíaco en 12 signos, y el año en 12 meses y el día en dos grupos de 12 horas, y cada hora en 60 minutos. El sumerio es la lengua más antigua de la que tenemos constancia escrita. Es una lengua completamente diferente a todas las que se conocen hoy en día: sus palabras son monosilábicas, no hay distinción entre sustantivos y verbos, y las oraciones se forman aglutinando palabras, de modo que muchas de ellas actúan como prefijos y sufijos de otras.
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